Observo un agotado resplandor,
Que se dirige a mi confundido corazón,
El cual se extraña por mis pensamientos,
Y discrepa la dirección de mis sentimientos.
Hasta mi mente pelea por comprender,
El atrevimiento de mis pasos,
Los cuales continúan sin miedo a perder,
El brillo insustituible de tus ojos.
Aquellos que, en su descuido,
Hace que vea con esperanza, el destino,
Teniendo prudencia por el aspecto del camino,
Y caminando según mi conciencia dicte a mi oído.
Camino y los minutos se convierten en años,
Porque no siento tu figura a mi lado,
Nunca pensé querer decir que te extraño,
Porque eres una silueta borrosa del pasado.
Un fantasma que avivo mi vitalidad,
Mi deseo de verte por toda la eternidad,
No pierdo la posibilidad del encontrarte,
Y como una princesa, tratarte.
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